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Yerma: con aire flamenco y canciones de delicia

Para los que aman a Federico (García Lorca) y tienen ganas de ver algo distinto, les sugerimos darse una vuelta los sábados a las 19 por el teatro bar Hasta Trilce, ubicado en Maza 177, Almagro.

No sé por qué, pero para esperar que empezara la obra me pareció lo mejor una cerveza negra. Y acaba de llegar: sedosa, espesa, con cuerpo, igual a esta barra amigable y de oscura madera sobre la que apoyo los codos mientras miro a mi alrededor. Estoy en el teatro (que también es bar) Hasta Trilce, en Almagro. Pienso en César Vallejo y me doy cuenta de que sé muy poco de él. Debo leerlo.

Alguien anuncia que la obra está por empezar. Me alegra la puntualidad aunque me duela un poco dejar casi la mitad de la cerveza. Le doy un último trago. Ahora pienso en Chavela. ¿Es que esta mente no puede concentrarse?

Sí, sí puede, me doy cuenta a los pocos segundos de comenzada la obra: Yerma se apodera de mí con fuerza de un tifón. O de la obsesión. Porque Yerma es la obsesión por tener “identidad” en un mundo donde la única identidad importante para una mujer se la da la maternidad. Por lo tanto, si esos hijos no llegan, Yerma no tiene quién ser, y se hunde en la oscuridad de lo que no tiene fin; en la locura.

El aire de flamenco con sus bailarines, cantos y zapateo da un respiro entre tanta reflexión y las canciones –de notable belleza- son un remanso de agua fresca. Porque yerma es puro fuego o puro odio, como ella misma dice. Un odio que le va creciendo desde la mente hacia el vientre (o al revés): “Aunque yo supiera que mi hijo me iba a martirizar y me iba a odiar y me iba a llevar de los cabellos por las calles, recibiría con gozo su nacimiento, porque es mucho mejor llorar por un hombre vivo que nos apuñala, que llorar por este fantasma sentado año tras año encima de mi corazón”.

La presencia de Pepa Luna se destaca tanto como “la vieja” que conversa con Yerma como en su rol de cantante que hilvana la obra. Lo mismo ocurre con el crecimiento de Julieta Cancelli a medida que se profundiza la intensidad del relato y crece la desesperación de Yerma por el hijo que no llega. Una Yerma cada vez más oscura, desesperada, obsesionada. Que siente “fría” la cintura de su marido en la cama. Que se da cuenta de que los hombres tienen otra vida, otras cosas. Una Yerma que no sabe ya quién es.

En estos tiempos de feminismo visible me resulta una experiencia completamente distinta volver a ver Yerma. Una vez más soy testigo de una obra que es antigua y vigente a la vez, pero ya no solo como un clásico de la dramaturgia, sino con la vigencia de un sentimiento que todavía nos impregna y que es poco cuestionado en lo profundo. Porque quizás con cierto disimulo e incluso con cierta negación para el afuera, aún hoy sigue habiendo innumerables Yermas buscando la identidad como madres.

YERMA, O LA CUADRATURA DEL CÍRCULO

Sala: Teatro bar Hasta Trilce, Maza 177, Almagro, CABA

Funciones: Sábados a las 19 hs.

Ficha técnica:

ELENCO: Julieta Cancelli, Fernando Atias, Carla Liguori, Maxi Trento, Pepa Luna, Ana María Santiago, Mónica Romero, Anabella Ablanedo, Daniel Antonio Corres FOTOGRAFÍA: Nacho Lunadei DISEÑO GRÁFICO: Julieta Latreccino REALIZACIÓN ESCENOGRÁFICA: Facundo Guerreschi DISEÑO DE VESTUARIO: Jorge López DISEÑO Y PROGRAMACIÓN DE LUCES: Carlos Gaber PRENSA Y PRODUCCIÓN EJECUTIVA: Kazeta Prensa ASISTENTE DE DIRECCIÓN: Gonzalo Cabalcabué ARREGLOS VOCALES: Gerardo Flores COREOGRAFÍA: Anabella Ablanedo COMPOSICIÓN MUSICAL: Sebastián Espeche

IDEA Y DIRECCIÓN GENERAL: Julieta Cancelli

Facebook: Yerma, o la Cuadratura del Círculo

Difusión: kazetaprensa@gmail.com


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